miércoles, 1 de julio de 2015

¿El Estado nos representa?

Toda persona "racional" y bien intencionada buscará mejorar las actuales circunstancias en las que vivimos; sin embargo no basta las buenas intenciones y mucho menos apelar a sentimentalismos o moralismos baratos, a los cuales nos tienen acostumbrados los politiqueros estatistas. En la complejidad del mundo contemporáneo, es necesario tener cuidado con las propuestas dadas para solucionar nuestros problemas. Hay que ver las consecuencias de nuestras acciones (una decisión política afecta a otras individualidades) sin vulnerar los valores de dignidad, responsabilidad, justicia y libertad que son pilares de nuestra vida y dan sentido a nuestra existencia.

En esa búsqueda por desarrollar un mundo mejor, hemos encontrado un "ser superior" llamado Estado, al cual le hemos dado paulatina e inconscientemente (a veces), la responsabilidad de que decida y tome acciones por nosotros. Lo adoran los mercantilistas, lo añoran los socialistas y es el sentido de vivir para los comunistas y fascistas. Pero la experiencia y la lógica muestran que el estatismo (el estado cada vez con más poder e injerencia sobre el individuo) no es una solución; sino un generador y potenciador de estos problemas. A pesar de esto, la mayoría de personas sigue proponiendo otorgarle más facultades, porque consideran que es la institución que representa a todos y, por tanto, el más adecuado para llevarnos a ese "mundo perfecto" que anhelamos; pero ¿Realmente es así?

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